- Mira, ¡qué pedazo de tía! ¿Eh? ¿Te gusta? ¿Te gusta?
- Pues la verdad es que no.
- Pero si está
buenorra, buenorra. - No es mi tipo. Ya te he dicho que las modelos esas anoréxicas no me gustan.
- Entonces, ¿qué tías te gustan?
Para empezar me gustan las tías a las que yo creo que puedo gustarles, es decir, las que entienden o tienen posibilidad de entender. No sé por qué pero tengo un radar que s
e fija de manera selectiva en mujeres que son lesbianas sabiéndolo y aceptándolo, que lo son sin saberlo en ese momento pero que con el paso de los años lo descubren o en mujeres que quieren, sin más, probar qué es estar con una mujer, aunque eso las acabe atando a una relación de varios años. Vamos, que no me pasa lo mismo que a Camilo Sesto, que el pobre siempre se iba a enamorar de quien de él no se enamora.
Hasta el momento mi radar no se ha equivocado jamás y cuando apuntaba hacia Angelina Jolie, pues por algo era. Sin embargo, he de confesarlo, siempre he tenido predilección hacia las deportistas macizorras,
esas tías cuadradas que están todo el día haciendo pesas, corriendo, lanzando jabalinas o cualquier otro instrumento y sudando de lo lindo. Y ahí, mi radar, tampoco se ha equivocado: el deporte es un campo abonado al ligoteo muy, pero que muy interesante para cualquier lesbiana de pro. Creo que
éste es mi lado frívolo y superficial. También lo podríamos llamar estético, ¿por qué no?
Es curioso, porque a los tíos les suelen dar susto las tías fuertes... Pero a mí me parecen de lo más molón. En este punto tengo que hacer un inciso:
¡Bendito gimnasio, alegría de cada mediodía! De hecho, una vez tuve una novia atleta -este post ha nacido a raíz de un comentario que le he dejado al respecto a
El Malvado Ming-, de esas cuadradas 2x2, pero al final una relación resulta demasiado agotadora: sólo entrenan, así que ni se sale, ni se trasnocha, ni se bebe, ni se come, ni se f... ni se hace nada, vamos. Esa vida monacal no es para mí.
En el lado opuesto, pues, he de confesarlo, también me gustan las intelectuales. ¡Mi amada Bette! Ésas que
les dan vuelta a todo, que son capaces de levantarse a las seis de la mañana para hacer la fotografía de un amanecer, que pueden provocarte con una sola palabra, que se conocen las escuelas más innovadoras en psicología, que te ganan con palabras de nueve letras al Scrabble o que usan la dialéctica para desarmarte y hacerte caer rendida y muda -porque ya no te queda opción de réplica- a sus pies.