martes, enero 25, 2011

Desapego bolleril

Llevo desde verano atravesando una crisis vital, así que para intentar salir de ella me estoy dedicando en los momentos de mayor decadencia a rever The L Word, a ver si ahí vuelvo a encontrar el sentido a mi vida de lesbiana en la treintena, sin ruta ni norte de vida, asomada a eso que llaman vacío existencial y que, ya frisando los 40, ve como nada de lo que tenía planeado haber hecho a esa edad se ha materializado.

Ya  habéis leído cómo se llama el blog, 'Quiero ser como Bette', pero al alcanzar la edad que ella más o menos tiene en la serie pues ni tengo coche descapotable (me tengo que conformar con un triste utilitario), tengo un trabajo al que si llegara en traje chaqueta me mirarían como si fuera gilipollas (con los vaqueros voy más que digna) y en el que ni siquiera me mando a mí misma. Carezco de secretario y de casa con piscina (sí que tengo un pisito con una habitación) y tampoco tengo mujer que se quiera quedar embarazada por mí (¡qué bella es Tina!). 

No sé por qué pero pienso que en The L Word, y en las sabias palabras de mi admirada Bette, encontraré la clave que me lleve al despertar, a convertirme en una bollera con una vida plena, no centrada en lo material, sino en la espiritual, con conciencia búdica y que, con sólo echar un vistazo a un bar de ambiente, sea capaz de entender la verdad última de cada una de las yogurinas que hay en él y, por lo tanto, cuál es la que más conviene para llegar a la plenitud  a través de la práctica del tantra en compañía.

Acabo de releer lo que he escrito y para que mí que me amiga la Biendicha -la misma que se preguntaba a qué sabe un chocho, por contradictorio que parezca- ha influido durante estos meses mi ser más de lo que yo pensaba: tanto insistencia en que medite, medite para superar esa crisis vital me está llevando a un puntito místico desconocido en mí hasta el momento: ¿estará en ese punto místico la felicidad absoluta? ¿Estará en el desapego de lo material el camino de la realización? Joder, ¡que no había tomado conciencia de esto hasta escribirlo!

Pues como toda toma de conciencia es motivo de celebración -¿dónde habré escuchado yo eso últimamente?- pues, celebrémoslo, ¿no? Igual la felicidad de una mujer, lesbiana por más señas, que casi ha llegado a los cuarenta y no tiene nada de lo que esperaba tener cuando llegara a esa edad no está en ser una ejecutiva pija, con trajes chaqueta caros, siervos alrededor y con muuucho poder. No sé. Igual es el momento de desapegarme de esa creencia y dejar de querer ser como Bette. Meditaré sobre ello.

* A pesar de este despertar espiritual, sigo queriendo tener un Saab descapotable azul.

** En este inesperado post iba a hablar de las estrellas de oro, pero no sé por qué he acabado escribiendo esto: mi inconsciente, que es más listo que yo... Queda pendiente lo de las estrellas de oro para el próximo.


martes, enero 11, 2011

Cómo pesar tus tetas

Lo prometí en el último post: iba a dejar de hablar de chochos, así que me he decidido a hablar de tetas. ¿Cómo se ha producido este giro radical en la temática de mi blog?  Pues, paradojas de la vida, la responsable es mi colega la Chochobravo. ¿Quién lo hubiera pensado, que alguien que se autodenomina Chocobravo fuera espoleta para que yo empezara a hablar de tetas?

En fin. Para mí que no hay nada más peligroso que una cena con colegas en una casa y con varias botellas de vino. Yo no sé si os pasa a vosotras, pero para mí ése es un espacio sagrado en el que puede suceder cualquier cosa, incluida la que pasó la otra noche. Después de una botella de sidra, varias de vino -muy rico, por cierto-, varias copichuelas de sorbete de cava y algo de licor traído desde Galicia, el derrape estaba servido en bandeja, ¿para qué negarlo? ¿Para qué negármelo?

La mecha la prendieron las tetas de otra de las colegas -me permito reservarme su nombre para no herir susceptibilidades-, bastante hinchaditas ante la inminente llegada de ese visitante coñazo -y nunca mejor dicho lo de coñazo- que nos llega a las mujeres en edad de procrear una vez al mes -por cierto, y ahora que hablo de esto, prometo otro post sobre la sincronicidad en las parejas de lesbianas con la regla-. La verdad es que esta colega tiene unos pero que muy buenos pechos y, con la ovulación, pues se le ponen aún mejor. Je, je...

Nuestra conversación comenzó en girar en torno a ese asunto casi de manera obsesiva, me atrevería a decir. "Pues yo creo que cada teta me engorda por lo menos un kilo cuando me va a venir la regla", decía esta colega. De repente Chochobravo saltó de su silla y en cero coma apareció con una báscula electrónica traída a toda máquina desde el cuarto de baño para realizar el pesaje de las teta de esta colega en estado premenstrual.

"Móntate, móntate". 61 kilos. "Ahora vuelve a montarte", le dijo al tiempo que le sujetaba por debajo las tetas para que estuvieran en algo que podríamos denominar estado de ingravidez. ¡¡¡57 kilos!!! Dos kilos por teta. La verdad es que a mí jamás se me hubiera ocurrido realizar el pesaje de un pecho de esta manera. Yo hubiera sido menos imaginativa: hubiera usado una balanza de precisión, tal y como hicimos en el instituto con una compañera que tenía unas teeeeeeeetaaaaassss tremmmeeeeendaaasss... Si no recuerdo mal, ¿podía pesar cada una de ellas algo así como tres kilos?

Otra de las colegas y yo asistimos expectantes al pesaje. La verdad es que a mí me picó el gusanillo de comprobar cuanto pesa cada uno de mis pechos -para mí que andan también bien servidos, porque ando por la 100- pero el hecho de que eso llevara implícito conocer cuantos kilos he engordado estas Navidades hizo que renunciara a pasar por la báscula.

domingo, enero 09, 2011

Un poco de autobombo

 
Post en ociogay.com

Pues eso: me permito darme un poquito de autobombo y dejaros por aquí un post que Nelson Núñez ha escrito en el portal ociogay.com sobre mi blog. Me echa unos cuantos piropos que han logrado ruborizarme, lo confieso. Este post y los comentarios que me dejáis son alicientes para seguir escribiendo y contando historias absurdas que vivo más o menos en primera persona.

Sobre todo me mola eso de que es un blog sin "ínfulas literarias" y con "prosa llana". Para mí esos son piropos grandes porque significan que se entiende lo que escribo, que llega. Eso y hacer reír a quienes os acercáis por aquí, además de por supuesto aportar un toque de crítica a lo que es criticable y un punto de vista diferente sobre todo aquello que se pueda, son mis objetivos. Lo confieso ahora: este blog es un invento para golfear a mis anchas y para poner un poco de sinsentido en la vida y sembrar la duda en las mentes pensantes que creen a ciegas en la seriedad, cuando  una carcajada contiene todo lo vital, lo esencial. ¡Toma ya! Qué poético me ha salido...

Gracias a todos los que os acercáis por aquí para echar unas risas.