La buena aceptación del post anterior me ha hecho estar alerta y he detectado que no sólo somos un poco enrevesadas para hablar de nuestras novias, sino también para referirnos a las novias de las demás. Sin ir más lejos hoy, mientras estaba en el trabajo, me ha llamado una conocida que intentaba montar un partido de pádel.
- No, no puedo jugar, estoy trabajando -mi respuesta-.
- ¿Y tu doña puede?
- No, mi "doña" -aquí ya sí, con cierta sorna-, tampoco.
- Bueno, pues dale un beso a tu doña de mi parte.
- Vale, yo soy lo doy -mi contestación, en la que por cierto obvié que cuando a"mi doña" le dijera cómo la habían llamado, le iba a dar algo-.
- No, no puedo jugar, estoy trabajando -mi respuesta-.
- ¿Y tu doña puede?
- No, mi "doña" -aquí ya sí, con cierta sorna-, tampoco.
- Bueno, pues dale un beso a tu doña de mi parte.
- Vale, yo soy lo doy -mi contestación, en la que por cierto obvié que cuando a"mi doña" le dijera cómo la habían llamado, le iba a dar algo-.