domingo, marzo 30, 2008

Quiero un tatuaje

Desde que escribí el post del gimnasio vengo dándole vuelta a eso de los tatuajes. Me han entrado una ganas locas de hacerme uno porque así igual logro que la monitora macizorra del aguafitness se fije en mi tatuaje y en lo moderna que soy en lugar de en la tripita imposible de bajar por muchas clases de abdominales a las que vaya. El problema es que hay que tomar dos decisiones muy importantes:

1. El lugar en el que hacerse el tatuaje.

2. El qué tatuarse.

Además, a cada capítulo que veo de The L Word más ganas me entran de hacerme uno. He de confesar que el que más me molaba era el de Alice, rodeando el bíceps. Así, cuando por fin logre ponerme cachas y evitar que me cuelgue ese incómodo pellejillo que pende debajo del brazo -seguro que será para este verano- podré ir luciendo tatuaje a tutti plein. Pero las dudas me asaltan porque se lo ha quitado. Antes estaba y ahora no está -en la foto de la izquierda, el antes, en la de la derecha, el después-, así que algún inconveniente debe tener. Por favor, y aprovecho estas líneas para pedirlo encarecidamente, si alguien sabe por qué se lo ha quitado, que me lo cuente...











Bien. Descartada la opción Alice por insatisfacción de la sudodicha paso a examinar otras posibilidades. Los que tienen Shane en la parte posterior del brazo molan, para qué vamos a engañarnos, pero ya he dicho antes que ahí precisamente tengo un incómodo pellejillo colgante -no, no soy cuasi anoréxica como ella-, así que no creo que sea la opción más idónea para mi caso.

Los que tenía Carmen, para qué vamos a engañarnos, le quedaban genial, pero en la espalda también tengo una incómoda mollita que de hacerme similar a lo que ella tenía pues más bien parecería que tengo alerones, como los aviones.


Queda la opción Jodi. Sí, en el antebrazo, como Popeye (por cierto, el de abajo es Popeye, no Jodi. Es que no he encontrado ninguna foto en la que se vea su tatuaje). La verdad es que en este caso es cierto eso de que las comparaciones son odiosas, porque con esta reflexión se me han quitado las ganas de hacérmelo en el antebrazo: mi última intención, Dios me libre, es parecer un marinerucho de tres al cuarto. A la monitora le tiene que gustar el agua, sí, porque da aguafitness, pero de ahí a transformar en un lobor de mar... En fin. Se aceptan sugerencias, porque esto está resultando mucho más complicado de lo que yo creía. ¡Qué duro es ser fashion!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Holaaa,

pues yo de ti me haría un tatuaje en el hombro, que es típico, pero si haces todas las horas de gimnasio que dices (ups)...seguro que luce. En cuanto al motivo, chica, eso ya es muy personal...pero eso sí, elígelo bien porque es para toda la vida...más que una novia...a sí que a ver lo que te pones... O si no te pasaría lo que aun amigo, que se puso el nombre de una novia en el brazo y ahora todas las que busca después se llaman igual para amortizarlo...hay que ser boludo...

Lena de mar dijo...

pues yo tengo uno en el hombro izquierdo, de diseño propio y ya estoy pensando dónde me pondré el siguiente!!! jajaja

y mi novia tiene dos, uno de ellos en el antebrazo izquierdo, que queda precioso.

anímate, que ya verás como luego querrás más!!!!

Besitos