Puede que esta entrada disgute a alguna de las que llegáis hasta este blog, pero tenía que escribirla tarde o temprano porque es toda una declaración de principios: creo firmemente que hay un integrismo lésbico, peligroso y tóxico. Yo conocí a una pareja que lo tenía claro: las lesbianas somos seres superiores, pensaban.
Lo cierto es que, ahora echando la vista atrás, creo que fue la primera pareja de lesbianas fuera del armario que conocí. Hablamos de mediados de los 90, cuando yo ocultaba que mi novia lo era a todo Dios. Sólo éramos muy buenas amigas. Por aquel entonces una compañera de la Facultad -mi actual amor- comenzó a tirarme los tejos. Ella y sus colegas se dedicaban a espiarme -me lo contó después- en el patio de la Universidad y a hacer conjeturas sobre si yo entendía o no.
Un buen día -bendito alcohol- mi actual amor se decidió a ligar conmigo enmedio de una fiesta de lo más ñoña, yo piqué y en el pack iban incluidas sus mejores amigas, entre las que se encontraba esta pareja de integristas: dos tías rubias, superfemeninas y por las que los tíos perdían el culo. Una de ellas estudiaba música, era delicada, etérea y sensual, y no era difícil quedarte embobada oyéndola tocar el instrumento -musical, por supuesto-. La otra estudiaba lo mismo que nosotras, era guerrera, categórica al hablar -de esas que levantan y agitan el dedo índice para parecer más firmes- y, en apariencia, con las ideas muy claras.
Defendían con beligerencia la supremacía del sexo femenino, veían a los heterosexuales como una pandilla de conformistas adocenados que se negaba a llegar a la esencia de su ser y que elegía la salida más fácil para llevar una vida acorde con lo esperado. Esgrimían que el mejor sexo era el que podían tener dos mujeres y sólo querían salir por sitios de ambiente y, por supuesto, con gays, porque la presencia de un heterosexual significaba llevar a un mirón infiltrado en el grupo.
Los armarios había que quemarlos todos y echar a patadas a los que estaban dentro y las únicas dos películas que merecía la pena ir a ver en el cine eran 'Go fish' y 'Cuando cae la noche' -por cierto, de ésta me regalaron un póster en un cumpleaños-. La esencia de la persona era homosexual. Lo demás era un cuento, una máscara para no hacer frente a la realidad.
Yo soy más relativa: pienso que cada cual es como es, aunque haya gente que se niegue la posibilidad de ser como es, pero hay que respetarla. Pienso que al igual que a nosotras nos gusta estar con otra mujer, pues hay a tías a las que le encanta estar con un tío y viceversa. Y creo que no todo el mundo es homosexual por designio divino, al igual que todo el mundo no es heterosexual.
Mi amor comparte -lo hemos hablado- este punto de vista, el mismo que teníamos hace ya la friolera de 12 años, demasiadas diferencias con esta pareja de amigas, que acabó en una ruptura cantada.
Pero el tiempo pone a cada uno en su sitio. Hace tres o cuatro años nos encontramos con la música en la boda de un amigo -heterosexual- común. Nos vio a mi amor y a mí, nos reconoció, desvió la vista y siguió de largo sin darnos siquiera la opción de saludar. Nuestro amigo nos contó que ahora estaba casada, con un músico, por supuesto. Y su ex pues había seguido el mismo camino de perdición heterosexual.
*La fotografía es un fotograma de 'Cuando cae la noche', película más que recomendable, al igual que 'Go fish'.
** Insisto: no tengo resistencia a escribir.
Lo cierto es que, ahora echando la vista atrás, creo que fue la primera pareja de lesbianas fuera del armario que conocí. Hablamos de mediados de los 90, cuando yo ocultaba que mi novia lo era a todo Dios. Sólo éramos muy buenas amigas. Por aquel entonces una compañera de la Facultad -mi actual amor- comenzó a tirarme los tejos. Ella y sus colegas se dedicaban a espiarme -me lo contó después- en el patio de la Universidad y a hacer conjeturas sobre si yo entendía o no.
Un buen día -bendito alcohol- mi actual amor se decidió a ligar conmigo enmedio de una fiesta de lo más ñoña, yo piqué y en el pack iban incluidas sus mejores amigas, entre las que se encontraba esta pareja de integristas: dos tías rubias, superfemeninas y por las que los tíos perdían el culo. Una de ellas estudiaba música, era delicada, etérea y sensual, y no era difícil quedarte embobada oyéndola tocar el instrumento -musical, por supuesto-. La otra estudiaba lo mismo que nosotras, era guerrera, categórica al hablar -de esas que levantan y agitan el dedo índice para parecer más firmes- y, en apariencia, con las ideas muy claras.
Defendían con beligerencia la supremacía del sexo femenino, veían a los heterosexuales como una pandilla de conformistas adocenados que se negaba a llegar a la esencia de su ser y que elegía la salida más fácil para llevar una vida acorde con lo esperado. Esgrimían que el mejor sexo era el que podían tener dos mujeres y sólo querían salir por sitios de ambiente y, por supuesto, con gays, porque la presencia de un heterosexual significaba llevar a un mirón infiltrado en el grupo.
Los armarios había que quemarlos todos y echar a patadas a los que estaban dentro y las únicas dos películas que merecía la pena ir a ver en el cine eran 'Go fish' y 'Cuando cae la noche' -por cierto, de ésta me regalaron un póster en un cumpleaños-. La esencia de la persona era homosexual. Lo demás era un cuento, una máscara para no hacer frente a la realidad.
Yo soy más relativa: pienso que cada cual es como es, aunque haya gente que se niegue la posibilidad de ser como es, pero hay que respetarla. Pienso que al igual que a nosotras nos gusta estar con otra mujer, pues hay a tías a las que le encanta estar con un tío y viceversa. Y creo que no todo el mundo es homosexual por designio divino, al igual que todo el mundo no es heterosexual.
Mi amor comparte -lo hemos hablado- este punto de vista, el mismo que teníamos hace ya la friolera de 12 años, demasiadas diferencias con esta pareja de amigas, que acabó en una ruptura cantada.
Pero el tiempo pone a cada uno en su sitio. Hace tres o cuatro años nos encontramos con la música en la boda de un amigo -heterosexual- común. Nos vio a mi amor y a mí, nos reconoció, desvió la vista y siguió de largo sin darnos siquiera la opción de saludar. Nuestro amigo nos contó que ahora estaba casada, con un músico, por supuesto. Y su ex pues había seguido el mismo camino de perdición heterosexual.
*La fotografía es un fotograma de 'Cuando cae la noche', película más que recomendable, al igual que 'Go fish'.
** Insisto: no tengo resistencia a escribir.
15 comentarios:
pero bueno, qué tontería que las lesbianas son seres superiores... cuando es vox populi que el único ser superior soy YO. (Leáseme entre líneas)
el mundo lesbiano es algo que me atrae mucho literariamente.
A ver si quedamos un día en Casa Mira y me cuenta usted impresiones...
Gracias por la visita.
Sobre todo en la pista de pádel, ¿eh?, Errante.
Radicales "heterófobas", haberlas hailas, pero es como todo, las superioridades genéricas no existen.
Esto de acuerdo contigo, Conso.
Esto de acuerdo contigo, Conso.
Esto de acuerdo contigo, Conso.
Esto de acuerdo contigo, Conso.
lowana, ¿¿¿¿eres un software espía?????
pequeña, dime con qué pala juegas y te diré si estás mi altura. (la mía: coach tritubox, a la que acabo de hacerle una raja que me ha dolido hasta a mí)
Pues tenía una v-max carbon desde marzo. Se me fastidió -ya sabes, cuando le pegas fuerte se acaban rajando los huequitos que traen para meterle más peso- y me compré una Lhetal Weapon Carbon 3. Ésta va bien, lo que pasa es que ahora me han dado una v-max carbon 2 después de darle el coñazo a vision cuando se me rompió la anterior y estoy dudando si quedarme con esa o pasarme definitivamente a varlion. La tuya tiene muy buenas críticas.. Vas a tenerlo ahora difícil para encontrar una pala tan buena. Ve preparando unos cuantos eurillos.
Y en cuanto a lo del software espía, pues no, no lo soy, es el teclado, que está un poco remolón.
Por cierto. Acabo de releer tu comentario y veo cierto tono de desafío en eso de "pequeña". ¡Algún día nos veremos en la pista (de pádel)!
el desafío lo tienes en el blog de mármara... pequeña...
Un consejo, las varlion son muy duras, si te compras una pesada (dada nuestras altas aptitudes, aunque supuestas, en el pádel, supongo que tirarás más del peso de la pala), te dolerá el codo, no amortiguan casi nada.
yo creo que los términos "peor" y "mejor" deberían desaparecer de la rae. Al igual que heterosexualidad y homosexualidad.
Es posible Prófuga, pero me temo que es sustancial al ser humano eso de hacer ránkings de absolutamente todo.
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